A medida que las fuerzas israelíes avanzan hacia áreas más densamente pobladas en Gaza, se multiplican las imágenes desgarradoras de niños sangrando, llorando, o sin vida, imágenes que causarán daños a largo plazo en la vida de los menores, advirtió hoy el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Hasta ahora, más de 300 menores han muerto y unos 1.500 resultaron heridos durante la campaña militar contra Hamás.
Aún si la ofensiva terminara hoy, esos chicos tendrán profundas cicatrices físicas y psicológicas por el resto de sus vidas.
Oscar Butragueño, coordinador de emergencia de UNICEF en los territorios palestinos ocupados, explicó desde Jerusalén cuál será el legado de esta guerra en los niños.
“Oír las bombas, no poder salir, ver a sus padres que están nerviosos está generando efectos sicológicos muy graves. Nos dicen que los niños ya no hablan, que se pegan a los padres, que tienen pesadillas, que no duermen, que se orinan en la cama”, dijo.
Los pequeños son testigos cotidianos de la violencia, que solamente genera más violencia, opinó Butragueño.
El experto lamentó que crecerán alimentando una sed de venganza.
“Desgraciadamente, hemos oído algunos testimonios, a través de los programas que tenemos. Tenemos, por ejemplo, líneas de llamadas que han incrementado significativamente. Entre estos testimonios hay gente cuyo sueño, con 3, 4 o 5 años, es convertirse en un suicida, en un mártir”, relató.
Butragueño cree que ese tipo de actitudes terminará sepultando toda esperanza de paz en la región.
“Muchos de estos niños habrán crecido en un conflicto que es muy diferente, que no es una infancia normal. Realmente, esto les va a producir efectos a largo plazo, desde la agresividad, de tener problemas de inseguridad cuando crezcan y de tener un odio metido dentro, del cual va a ser muy difícil de salir, porque esto puede tardar generaciones”, apuntó.
Las imágenes de esos niños sufriendo conmueven profundamente a la comunidad internacional. Pero en Jerusalén hay reacciones diversas, agregó Butragueño.
“Se oyen estadísticas oficiales que parece que apoyan esta campaña militar. También sabemos que poco a poco la gente, a base de ver imágenes que realmente impactan, hay gente que empieza a pensar que es suficiente. A la vez, he oído que en Israel hay un poco de hartazgo con el conflicto, porque es algo que está en la televisión todo el día, y entonces hay mucha gente que de tanto verlo ya no se sensibiliza”, acotó.
Butragueño sostuvo que más que nunca se necesitará el apoyo de la comunidad de donantes internacionales para la recuperación de esa población.
Consideró que devolverles la infancia a esos niños será una tarea titánica para UNICEF.
Hasta ahora, más de 300 menores han muerto y unos 1.500 resultaron heridos durante la campaña militar contra Hamás.
Aún si la ofensiva terminara hoy, esos chicos tendrán profundas cicatrices físicas y psicológicas por el resto de sus vidas.
Oscar Butragueño, coordinador de emergencia de UNICEF en los territorios palestinos ocupados, explicó desde Jerusalén cuál será el legado de esta guerra en los niños.
“Oír las bombas, no poder salir, ver a sus padres que están nerviosos está generando efectos sicológicos muy graves. Nos dicen que los niños ya no hablan, que se pegan a los padres, que tienen pesadillas, que no duermen, que se orinan en la cama”, dijo.
Los pequeños son testigos cotidianos de la violencia, que solamente genera más violencia, opinó Butragueño.
El experto lamentó que crecerán alimentando una sed de venganza.
“Desgraciadamente, hemos oído algunos testimonios, a través de los programas que tenemos. Tenemos, por ejemplo, líneas de llamadas que han incrementado significativamente. Entre estos testimonios hay gente cuyo sueño, con 3, 4 o 5 años, es convertirse en un suicida, en un mártir”, relató.
Butragueño cree que ese tipo de actitudes terminará sepultando toda esperanza de paz en la región.
“Muchos de estos niños habrán crecido en un conflicto que es muy diferente, que no es una infancia normal. Realmente, esto les va a producir efectos a largo plazo, desde la agresividad, de tener problemas de inseguridad cuando crezcan y de tener un odio metido dentro, del cual va a ser muy difícil de salir, porque esto puede tardar generaciones”, apuntó.
Las imágenes de esos niños sufriendo conmueven profundamente a la comunidad internacional. Pero en Jerusalén hay reacciones diversas, agregó Butragueño.
“Se oyen estadísticas oficiales que parece que apoyan esta campaña militar. También sabemos que poco a poco la gente, a base de ver imágenes que realmente impactan, hay gente que empieza a pensar que es suficiente. A la vez, he oído que en Israel hay un poco de hartazgo con el conflicto, porque es algo que está en la televisión todo el día, y entonces hay mucha gente que de tanto verlo ya no se sensibiliza”, acotó.
Butragueño sostuvo que más que nunca se necesitará el apoyo de la comunidad de donantes internacionales para la recuperación de esa población.
Consideró que devolverles la infancia a esos niños será una tarea titánica para UNICEF.
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